Vuestros úteros, mujeres, son los espacios sagrados conectados a la tierra orgánica para dar vida a la luz infinita que existe en vosotras.

Cuando ese espacio es ocupado por otras energías, pensamientos, creencias, expectativas… cuando ocupa tu lugar sagrado lo que tú no eres en tu esencia divina, limita la capacidad de regeneración y fertilidad en todos los ámbitos de tu vida. Sentirás el cansancio, porque llevarás contigo aquello que no es tuyo. Habitáis el cuerpo, pero no sois conscientes de ello, habitáis más vuestra mente que vuestro espacio sagrado. Cuando estáis habitando lo mental sin tomar consciencia de vuestro útero sagrado, se crea una disociación que impide dar espacio a todo lo que se ha de manifestar a través de vosotras.

Volved a la cueva, dejad que por sí mismo vuestro cuerpo se regenere y así lo hace en cada ciclo. Permitid entrar en el vacío, no escapéis a la quietud, no se trata de hacer si no de ser. El cuerpo tiene la capacidad de regeneración por sí solo.

Sacad de vuestras vidas aquello que no deseáis encarnar, soltad la densidad energética de las heridas de pasado, en vuestra infancia, adolescencia y edad adulta. Del abuso cometido a vuestra condición como mujer y el abuso por la integración de vuestro masculino desconectado de lo sagrado.

Sois poderosas, no víctimas, sois la sacerdotisas de entonces, las Diosas, las guardianas de la luz y las cultivadores de la tierra. Sois la representación de la gran Madre universal, de Gaia misma, en cada una de vosotras está la llama viva de la gran Madre Universal.

Alimentaos bien, no os abandonéis, sois lo sagrado, sois el cuerpo, el canal divino. Mi potencial, mi frecuencia se funde ahora contigo. Volved a lo sencillo, esa es la clave.

Habéis acumulado mucho dolor en vuestros úteros, la información heredada del  linaje femenino, no solo es lo que tú has acumulado sino lo que ya traías en tu genética. Ellas han sido las portadoras de la luz que han hecho posible que tu hoy estés aquí, más toda la carga de dolor también habita en tu útero.

La Madre Tierra en su naturaleza os da lo esencial para renovaros y ser la pureza, la quietud. Que tus raíces sean fuertes, conectadas con Gaia, para que ascienda la energía vital renovando la sangre en cada ciclo de tu útero. Bendice tu útero como espacio sagrado, la alegría, el júbilo, el gozo de la creación divina de Dios en ti.

Sed inspiración para el mundo.

Yo, María de Magdala, te abrazo, porque fui mujer, porque reconocí mi parte limitada, mi cuerpo orgánico, mi infinito poder de creación y la presencia de la Madre Divina y Dios Padre Universo en mí. Porque nunca he estado separada de vosotros, porque mi amor es y será infinito hacia vosotros. Yo os amo.

 

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